La vela como recreo y deporte en La Palma. La vela deportiva (I) - El Apurón

2022-08-13 07:58:44 By : Mr. Horse Jim

Como hemos visto anteriormente, existe una diferencia entre la vela deportiva y la de recreo. En base a esta premisa son contadas las competiciones que se llevan a cabo en la isla a lo largo del siglo XX, al margen de las regatas de vela latina que ya tenían lugar con motivo de celebraciones festivas desde mucho antes.

Será en 1909 cuando el Real Nuevo Club de Santa Cruz de La Palma celebrará la que probablemente sea la primera competición náutico-deportiva que tiene lugar en la isla, según se desprende de la información aparecida en el periódico El Nudo:

          Las regatas que por acuerdo del Real Nuevo Club se llevaron a efecto el 30 del pasado mes de Abril estuvieron bastante animadas.

          Numeroso público presenció el acto desde la calle de La Marina, castillo de Santa Catalina y azoteas de las casas de la población, siguiendo con verdadero interés los progresos detalles de la referida regata.

          Felicidades a la sociedad iniciadora y esperamos que no sea este ensayo el único que se realice para introducir este agradable sport.[1]

Como podemos observar, el rotativo califica de “ensayo” al evento. Por otro lado, la inclusión del término “sport” nos amina a calificarla como prueba deportiva, habida cuenta que en esa época los “sport náuticos” con sus reglas y normativas se estaban incorporando a la actividad marítima de las islas, si bien no en todas al mismo tiempo[2].

Posteriormente, en 1911 con motivo del cumpleaños del rey Alfonso XIII[3], presidente de Honor del club, se celebrará otra de estas competiciones:

En la regata organizada por el Real Nuevo Club, que tuvo lugar en la tarde del 17 del corriente, obtuvo el premio consistente en la copa de plata donada por el Rey D. Alfonso XIII, el balandro Oscar, patroneado por nuestro estupendo amigo D. Miguel Cutillas Hernández. La enhorabuena.[4]

De esa época tenemos constancia de la existencia de, al menos, otras dos embarcaciones entre cuyos fines se encontraba el uso deportivo.

Una de ellas era un bote de unos siete metros y medio de eslora que contaba, además de remos, con una vela mayor del tipo cangreja y un foque aparejado sobre botalón. Este barco, construido en torno al año 1904, perteneció a Armando Yanes Carrillo, de quien hemos hablado en un artículo anterior como referente de la náutica recreativa y deportiva en la isla.

La otra embarcación a la que hacemos referencia es un pequeño velero llamado `I´ll Try´ con el que el vicecónsul británico en Santa Cruz de La Palma, Robert Fyffe Millar[5], disfrutaba de la navegación a vela por las costas de la isla, hacia donde fue destinado desde Las Palmas en 1908. El hecho de que en esta última ciudad ya se realizaran regatas entre los miembros de la colonia británica[6] nos invita a pensar que quizá fuera este señor quien marcara las pautas de desarrollo de las novedosas regatas.

Embarcación de principios de siglo utilizada en Las Palmas de Gran Canaria que bien pudiera parecerse al `I´ll try´.

Casualmente, este pequeño barco sería utilizado en su huida por dos marineros del `Pamir´[7], Carl Schuberg y Johannes Diebitsch[8]. Tal afrenta produjo una gran sensación en las Islas, anunciando el vicecónsul que daría quince libras esterlinas, una gran suma para la época, a quien facilitase noticias referentes al paradero de su buque. Tras llegar a Tenerife, donde fueron ayudados por la colonia alemana, embarcaron en el pailebot `Tenerife´, dedicado “las faenas de pesca”, con intención de llegar hasta Cádiz. Tras arribar al puerto de Arrecife en una parada técnica, el ayudante de Marina de Lanzarote los detuvo, enviándolos a Las Palmas, donde ingresaron en la cárcel el 19 de marzo de 1918. Curiosamente Diebitsch, que entonces contaba con 23 años, regresó a Tenerife en 1953, al mando de una espectacular goleta de tres palos llamada `Xarifa´ rumbo a las Antillas, en uno de los viajes del científico alemán Hans Hass. Años después, en 1957, estaría al mando del `Pamir´ cuando sucumbió al huracán `Carrie´ a unas 700 millas al suroeste de Azores[9].

Después de la segunda guerra mundial, la flota de embarcaciones deportivas de vela con que contaba Santa Cruz de La Palma estaba compuesta por tres balandros de distintas características.

Un “hispania”, embarcación propiedad de José Duque Martínez y Gabriel Duque Cabrera, era la versión española de la embarcación de clase “dragón” diseñada por el noruego John Anker[10] que sería olímpica desde 1948 hasta 1972. El “hispania” era de eslora menor (7.50 metros) pero cortado según los mismos parámetros de quilla semi-cor­rida que la embarcación noruega. Se trataba de un barco de vela ligera, pero con bañera protegida y algunas similitudes con los de clase “crucero”.

Un “snipe” construido por Telesforo Rodríguez Fernández, que es una embarcación de vela ligera creada por el norteamericano William Crosby en 1931; su idea era diseñar una embarcación de regatas que fuera fácilmente transportable y publicar los planos en revistas para popularizarlo. Sin duda alguna logró su objetivo pues rápidamente se fueron creando flotas en todo el mundo, siendo hoy la clase que tiene más regatistas federados. Sus características son: 4.72 metros de eslora, 1.50 metros de manga, y 11.9 metros de superficie vélica. No es espectacularmente veloz, primando en su manejo la táctica de regata, por lo que tiene un alto valor formativo.

A estos dos barcos se les unió una “anduriña”, propiedad de Rafael Carrere Blanes, quien llegó en 1946 a la isla procedente de Castellón de la Plana, tras una breve estancia en Santa Cruz de Tenerife, para ocupar el puesto de secretario de la Delegación del Gobierno.

La “anduriña” es un modelo de barco originario de las Rías Bajas gallegas, más concretamente de la Ría de Muros y Noya, que causó furor en toda España a mediados de los años 30´. Sus características son: eslora 5,50 metros; manga 1,70; y puntal 0,75. Según el Instituto da Lingua Galega, perteneciente a la Universidad de Santiago de Compostela, el éxito de estos balandros se debe a su esbeltez y a su perfecta construcción pues su ligereza responde cumplidamente a la galleguísima y común denominación que ostentan ya que por la velocidad que alcanzan y la rapidez con que viran se parecen a las ligeras anduriñas[11].

Rafael Carrere era un regatista formado en aguas del Mediterráneo y, a la vista de los numerosos trofeos que su hijo, Jaime Carrere Pérez, recuerda haber visto en su casa de Alicante, debió haber sido un destacado navegante. Lo que sí constata su hijo es que era un apasionado de la mar y los veleros, cuando veía alguna película donde aparecían barcos a vela criticaba las maniobras que realizaban, y si observaba un barco entrando a motor en el puerto decía que un velero debía entrar usando sus velas. Se convirtió, de forma involuntaria, en el primer monitor de vela de la isla puesto que todos los domingos enseñaba a navegar a los chicos que lo deseábamos relata Armando Rodríguez. Rafael Carrere fue destinado en 1950 a Guinea Ecuatorial hasta donde, por supuesto, trasladó su pequeño velero.

Las evidentes diferencias entre las tres embarcaciones no era impedimento para que se celebrasen regatas. A veces, al no haber boyas para delimitar el recorrido, la competición consistía en ir desde la punta del muelle hasta el barranco del Carmen y volver. Se contaba con la honestidad de los patrones pues no había forma de confirmar el recorrido. En otras ocasiones se usaban barcas que convenientemente fondeadas sustituían a las boyas. El entusiasmo sustituía a un material del que se carecía, al igual que otras cosas mucho más necesarias, dada la precariedad del periodo post-bélico.

A falta de mejor lugar donde ubicarlas, las embarcaciones se varaban en la playa o se fondeaban, llegando incluso a pasar varios meses en el agua, por lo que había que vararlas para limpiarles el fondo de algas.

No obstante las inconveniencias, los aficionados a la vela no cejan en su empeño de disfrutar de este deporte que va calando en el resto del país; debemos recordar que el deporte de la vela se incluyó en los Juegos Olímpicos a partir del año 1932, donde Santiago Amat Cansino obtuvo la medalla de bronce en la clase “finn”.

La incorporación de Rafael Carrere y su experiencia como regatista en Alicante y Tenerife trajo consigo la introducción de una sustancial mejora en la organización de las competiciones como son las “instrucciones de regata”. En 1947 se publican las correspondientes a las pruebas que se celebrarán los días 2 y 3 de mayo, siendo un documento de consideramos de tal interés que reproducimos íntegro:

          Instrucciones generales para las regatas de balandros que se celebrarán los días dos y tres de mayo.

          HORAS DE SALIDA: Para la regata del día dos, las once treinta horas, hora oficial; para la del día tres, las doce y cuarto (12 h: 15 m) hora oficial. La embarcación que no tome la salida a dicha hora se entenderá que renuncia a regatear.

          SEÑAL DE SALIDA. Cinco minutos antes del momento de la salida, se izará en un mástil de señales la bandera de la matrícula de Tenerife (azul con aspa blanca), que será arriada a los cuatro minutos o sea uno antes de la salida. Desde que se arríe dicha bandera se contará por el cronómetro del Juez de Ruta un minuto y en ese instante un tiro de pistola dará la señal de partida.

          NUMERO DE LLAMADA DE CADA BALANDRO: Si el Jurado hubiese de llamar la atención a alguna de las tripulaciones, requerirá a su embarcación izando su banderín de llamada correspondiente, según el siguiente cuadro:

                    Balandro “Snipe” gallardete numeral Uno

                   “Anduriña” gallardete numeral Tres

          La embarcación que fuese así requerida se aproximará al Jurado.

          LINEA DE SALIDA: Será la recta imaginaria que va desde la boya de hierro del Puerto, a la segunda meseta del muelle pudiendo cruzarse en cualquier punto de su longitud, tanto a la salida, como a la llegada.

          LINEA DE LLEGADA: La misma que la de salida.

          RECORRIDO Y FORMA DE HACERLO: Antes de la salida, las embarcaciones se mantendrán navegando o en reposo (al pairo o fondeadas), según la preferencia de cada patrón, pero siempre por sus propios medios, sin abarloarse ni sujetarse de forma alguna a embarcaciones fondeadas o en camino. La línea de salida no podrá cruzarse sino una vez dada, la señal de salida, en cuyo momento la atravesarán dejando la boya de hierro por estribor y seguirán el rumbo conveniente para montar las tres boyas del recorrido que estarán colocadas en los siguientes lugares:

          BOYA NUM. UNO: a cincuenta metros aproximadamente de la Avenida Marítima, frente al Hotel de Turismo.

          BOYA NUM. DOS: Frente al Barranco del Carmen.

          BOYA NUM. TRES: Frente al Hotel Florida.

          Todas ellas deberán virarse dejándolas por estribor. La llegada tendrá lugar al cruzar la línea de salida en sentido contrario después de efectuado el recorrido. Puede izarse todo el velamen que se desee, pero no alterar el lastre y colocación del mismo en plena regata. Cada embarcación deberá llevar su ancla y cabo necesario al tomar la salida y así mismo tendrá a bordo equipo de achicar, remo y salvavidas (si el barco lleno de agua no fuese capaz de mantener a flote a sus tripulantes). Las protestas serán entregadas por escrito al Jurado en el plazo de dos horas a contar desde la llegada del balandro vencedor a la meta.

          El Jurado de la Regata está compuesto por Manuel Sosvilla, Práctico del Puerto, y Armando Yanes, siendo el juez de ruta Andrés de las Casas.[12]

Es de destacar que estas instrucciones de regata se publicaban en la prensa local, lo que refleja la trascendencia e interés que este tipo de prueba náutica despertaba entre la población. No cabe duda de que el discurrir de estas innovadoras embarcaciones por el litoral palmero traía un halo de modernidad a una sociedad cansada de sufrir las consecuencias de los recientes conflictos bélicos: primero la Guerra Civil española y a continuación la Segunda Guerra Mundial.

Las dos regatas a las que hacen referencia las mencionadas instrucciones se disputaron en condiciones diametralmente opuestas; en la primera el viento era fuerte, encrespando la mar, mientras que en la segunda apenas soplaba, lo que unido al mar de fondo reinante dificultaba el avance de las embarcaciones.

En la primera prueba se disputaba la Copa Presidente del Real Nuevo Club de Santa Cruz de La Palma, resultando ganador el balandro `Snipe´ tripulado por Telesforo Rodríguez Fernández, quien fue el único en terminar el recorrido al abandonar el `Anduriña´ y el `Hispania´ en la segunda baliza de la regata, el primero por averías y el segundo por su propia voluntad. Las crónicas de la época destacan la pericia del patrón, muy bien ayudado por su marinero, que hizo con el `Snipe´ cosas muy buenas a pesar del tiempo que no favorecía en nada a ese tipo de embarcación.

La segunda prueba, que correspondía al Trofeo Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma fue ganada por el `Hispania´ de Gabriel Duque, que llevaba a su propietario como marinero y a Esteban Medina al timón. Esta regata se efectuó con viento bastante flojo, llegando en segundo lugar el `Anduriña´ y tercero el `Snipe´.[13]

Estas primeras embarcaciones que podríamos considerar como las primeras de vela ligera en la isla fueron sufriendo el paso de los años, la intemperie y la poca puesta a punto hasta desaparecer.

A comienzos de los 60´ de la pasada centuria el Real Nuevo Club de Santa Cruz de La Palma construye el Servicio Náutico y pretende fomentar la náutica deportiva. A tal efecto la Junta Directiva resuelve, a falta de recursos, pedir la colaboración de los clubes náuticos de Tenerife y de Gran Canaria a quienes dirige una carta el presidente de la entidad, Carlos Lugo Sosvilla. En respuesta a dicha solicitud el Real Club Náutico de Tenerife, a través de su vicepresidente, José María Segovia[14], se presta a colaborar con el Club de La Palma accediendo a realizar, con motivo de las Fiestas Lustrales de 1960 unas regatas de exhibición en la que participaría la flota de Snipe Nº 13[15] del club tinerfeño, algunas de cuyas embarcaciones podrían ser adquiridas por los aficionados palmeros en ventajosas condiciones.

Para el correcto desarrollo de la prueba el club palmero solicita información acerca del material necesario para establecer el campo de regatas[16] así como su recorrido. En su contestación José María Segovia ya apunta uno de los inconvenientes que históricamente han marcado las competiciones náuticas en las islas occidentales: la excesiva profundidad que se alcanza cerca de la costa lo que convierte en una maniobra complicada el fondear las balizas que marcan el recorrido. Por ello opina que, en lugar de establecer el triángulo olímpico oficial[17], lo más práctico será montar un triángulo equilátero con un recorrido total de unas 4 millas[18]. Las pruebas se celebran ante la mirada expectante de gran cantidad de público.

De las embarcaciones que trajo la “embajada náutica”, como fue denominada la expedición de regatistas tinerfeños, tres se quedaron en La Palma pues dos fueron adquiridas por el Nuevo Club para sortearlas entre los socios con el fin de simultanear con la ejecución de las obras del Servicio Náutico el fomento y práctica de deportes náuticos de tanta tradición y arraigo en la Isla[19] y una tercera por Miguel Perdigón Benítez[20]. Estas embarcaciones eran modernas y ligeras, y venían a sustituir al viejo snipe de madera[21] con el que se fogueaban los regatistas en ciernes. Estaban construidas con fibra de vidrio e incluso uno de ellos tenía bañera autoachicable y dos juegos de velas[22], lo cual era una auténtica modernidad.

Entre los regatistas locales se encontraban Telesforo Rodríguez Fernández, Alfredo Pérez Díaz, Armando Rodríguez González, Manuel Cabrera Pedrianes, Alberto Lugo Rodríguez, Javier Brito Hernández, José Feliciano Reyes y Juan Barreda Díaz, quien apunta que entre todos organizábamos regatas según nuestro leal entender y saber[23].

El fomento del deporte de la vela no fue empeño exclusivo del Real Nuevo Club. En 1961 Luis Lozano Van de Valle, presidente del Frente de Juventudes de La Palma, solicita al Náutico poder utilizar sus dos embarcaciones de la clase snipe para realizar un curso de “especialidad náutica” instruido por un monitor experto[24].

En 1962 Javier Brito Hernández obtiene el Subcampeonato de España de la Clase Internacional Cadete que organizó el Real Club de Regatas de Cartagena en aguas del Mar Menor. En esa ocasión el éxito de la representación canaria fue total pues el primer lugar lo obtuvo el tinerfeño Rufino Chiscano Rudolph. Como anécdota recuerda Javier Brito que en la empopada de la última regata ocupaba la segunda posición, aunque el tercero se le acercaba peligrosamente a mayor velocidad que él hasta que a pocos metros de la meta fue advertido por Chiscano de que llevaba la orza bajada; tras levantarla, su embarcación ganó rapidez y pudo mantener el que, a la postre, sería el mayor galardón obtenido por un regatista palmero hasta la fecha.

En 1964 se celebra el XVI Campeonato Regional de la Clase Snipe en Tenerife con la participación de las flotas de Gran Canaria y Lanzarote además de la local. Los regatistas palmeros no pudieron asistir puesto que según la Federación Española de Vela el número mínimo de unidades para constituirse en flota, requisito indispensable para asistir a competiciones oficiales, era 5 y ellos solamente contaban con 4 barcos.

Las regatas de snipes se convertirían en habituales del litoral palmero hasta finales de la década de los 60´ del pasado siglo.

Fotografías de R.C.N.G.C., José Ayut, Miguel Perdigón, Javier Brito.

[1] El Nudo, Santa Cruz de La Palma (6 de mayo de 1909).

[2] En esa fecha ya se celebraban competiciones náuticas de forma regular en las islas de Tenerife y Gran Canaria.

[3] Alfonso XIII fue el primer Rey español que se aficionó a los deportes náuticos, especialmente a la vela, algo que ya hacían otros reyes en Europa desde mucho antes. Por esta razón y, como hemos visto en otro capítulo de este trabajo, por su incondicional apoyo a la Liga Marítima y su fomento de los sports náuticos, solía enviar trofeos a los diferentes clubes náuticos del país para que fueran ofrecidos a los ganadores de las regatas y fomentar así la actividad deportiva.

[4]  Pueblo, Santa Cruz de La Palma (20 de mayo de 1911).

[5] QUINTANA NAVARRO, Francisco: Informes consulares británicos sobre Canarias (1856-1914). Seminario de Estudios Históricos Canarios del Centro Asociado de la UNED de Las Palmas, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Centro de Investigación Económica y Social de la Caja de Canarias, Madrid, 1992, 761.

[6] RAMÍREZ MUÑOZ, Manuel; GALVÁN GONZÁLEZ, Encarna: El Real Club Náutico de Gran Canaria (1908-2000): deporte, cultura y relaciones humanas en una sociedad atlántica. Las Palmas de Gran Canaria, Real Club Náutico de Gran Canaria, 2000, pp. 41-56.

[7] El `Pamir´ fue una bricbarca alemana de cuatro palos que, realizando un viaje entre Chile y Alemania cargada de nitrato, fue sorprendida por el estallido de la I Guerra Mundial, decidiendo buscar refugio en el puerto neutral de Santa Cruz de La Palma por temor a ser atacada por algún barco de la Royal Navy inglesa. Su estancia en el puerto palmero duró seis años, hasta que fue entregada a Italia como botín de Guerra. En el transcurso de ese periodo algunos de sus marineros buscaron distintas formas de escapar hacia su país.

[8] Posteriormente sería el último capitán del `Pamir´, al hundirse éste en 1957.

[9] SUÁREZ ROSA, Mario: “Un velero llamado Pamir”. Semana Cultural Sociedad La Investigadora de Santa Cruz de La Palma, octubre de 2014.

[10] Este ingeniero fue el diseñador de los yates con los que la familia Olsen, cuya línea marítima tiene gran vinculación con la Isla de La Palma, intentó en varias ocasiones disputar la Copa América: “Fígaro I” (1910) de Fritz Olsen, “Fígaro III” (1918) de Fred Olsen, “Fígaro IV” (1924) y “Fígaro VI” (1936) de Thomas Olsen.

[11] Denominación que se le da en Galicia a las golondrinas.

[12] Diario de Avisos, Santa Cruz de La Palma (1 de mayo de 1947).

[13] Diario de Avisos, Santa Cruz de La Palma (8 de mayo de 1947).

[14] Estaba bastante relacionado con La Palma, pues venía con frecuencia a realizar los exámenes de acceso a la escuela de Comercio. Recibió la Medalla de Plata al Mérito Deportivo en 1965.

[15] Las flotas de `snipes´ se enumeran a nivel nacional, en función de su orden de creación. En Canarias existen también desde esa época la nº 59, del Real Club Náutico de Gran Canaria, y la nº 67 del Casino Club Náutico de Arrecife. La nº 13 contaba en 1960 con 15 unidades.

[16] Se denomina campo de regata a la zona delimitada por boyas o balizas donde se desarrolla la competición.

[17] Es un triángulo isósceles. Los barcos van ciñendo desde la salida recorriendo el lado más largo de dicho triángulo, hacia la baliza 1 que se coloca siempre justo en la dirección del viento respecto a la línea de salida. A continuación, van a la baliza 2 y 3 en sendos largos, para ceñir de nuevo de hacia la baliza 1. Por último, se navega de empopada de esta baliza a la línea de meta, que coincide con la de salida.

[18] Correspondencia del Real Nuevo Club Náutico de Santa Cruz de La Palma.

[19] Diario de Avisos, Santa Cruz de La Palma (12 de julio de 1960).

[20] Posteriormente sería presidente del Real Nuevo Club Náutico de Santa Cruz de La Palma en varios mandatos desde 1965 a 1990, y Alcalde de Santa Cruz de La Palma (1970-1975).

[21] Era el mismo snipe que participara en las regatas de 1947.

[22] Se trata de la embarcación adquirida por Miguel Perdigón y que llevaba el curioso nombre de `Lepanto´, dado que tanto su patrón como su proel eran mancos.

[23] Armando Rodríguez González y José Feliciano Reyes ocuparán, posteriormente, el cargo de comodoro tanto del Real Nuevo Club Náutico como del Club Marítimo Almirante Díaz Pimienta.

[24] Correspondencia del Real Nuevo Club Náutico de Santa Cruz de La Palma.

La vela como recreo y deporte en La Palma. La vela deportiva (I)

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