Celebración histórica para la reina, que sopla 96 velas este jueves 21 de abril, coincidiendo con las celebraciones por el 70º aniversario de su subida al trono. Es su segundo cumpleaños de viuda, tras la muerte de su marido, Felipe de Edimburgo, el 9 de abril de 2021 a los 99. Con el Jubileo de Platino con la corona, la monarca culmina el reinado más longevo de la historia del Reino Unido. Harry y Meghan están invitados a los actos. De momento, el duque echa balones fuera cuando le han preguntado por su asistencia y ha lanzado un tibio "todavía no lo sé". Ha sido en una entrevista en Holanda para la NBC.

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La esperanza llama a la puerta de la reina. Después de dos años de pandemia, dos años de Brexit y un año sin su marido, Isabel II celebra su 96º aniversario con la ilusión de reunir a sus hijos, nietos y bisnietos en los actos por su Jubileo de Platino. Es su gran sueño. 

La gran novedad de este año en el Trooping The Colour (el desfile en honor al cumpleaños de Isabel II, que se celebra en el mes de junio) viene marcada por la invitación de los duques de Sussex a la foto de familia en el balcón del Palacio de Buckingham (en la imagen inferior, en 2019). El hijo menor de Carlos, en la cadena de televisión norteamericana, se desmarca de este asunto y apela a que todavía hay "problemas de seguridad". 

En este desfile se esperan 1.400 soldados, 200 caballos y 400 músicos. La parada se clausurará con el tradicional vuelo de la RAF, ante la mirada de la reina y los miembros de la familia real. Esa será la imagen más esperada de este año: la de los Windsor al completo en el balcón del Palacio de Buckingham. Si se confirmara la asistencia de los duques de Sussex a este posado, sería el anuncio de la reconciliación pública entre los miembros de The Firm. 

Un reencuentro muy deseado por la soberana, que en los últimos meses ha dado muestras de su ejemplar fortaleza y resiliencia: reconoció por primera vez su fragilidad, la propia de su edad; superó el Covid-19 y reveló que su lucha la dejó "muy cansada y exhausta". También la vimos llorar en el funeral en memoria de su marido. Isabel II, alérgica a mostrar emociones en público, rompió su barrera, se quebró y se emocionó hasta las lágrimas.

En ese acto, además, readmitió públicamente a su hijo Andrés, hasta entonces vetado, dejándole caminar a su lado en el pasillo central de la Abadía de Westminster. Un gesto, delante de las cámaras de TV que fue muy criticado, y que convirtió al duque de York en el protagonista inesperado del memorial. Todo eso hemos visto en la reina en estos meses de 2022.

La monarca va cerrando frentes como parte de ese deseo conciliador de reunir a los suyos en el balcón de palacio. También, va allanando el terreno hacia una abdicación. De todos los frentes, el de Andrés era el más complicado por las acusaciones de abusos sexuales del duque y su conexión con el caso Epstein de tráfico sexual de menores. Isabel le castigó y le despojó de sus títulos y sus honores militares. Andrés, repudiado, sin cargos y con la imagen pública por los suelos, era invisible. Un veto que la monarca le levantó en el citado funeral de Felipe, el pasado 29 de marzo. 

En cuanto a los Sussex, si en un futuro se confirmara su asistencia, sería su regreso a Londres, a un acto oficial, desde que dejaron la familia real en marzo de 2020. Hace unos días Harry revelaba algunos detalles de la visita que hizo a su abuela, en una escala en Londres, camino de La Haya (Holanda). "Fue estupendo verla y estoy seguro de que le encantaría estar aquí si pudiera", deslizó el duque a la BBC en un acto de los Juegos Invictus en La Haya. Además, el duque, en la NBC, añadió que habla con Isabel II "sobre cosas" de las que no puede "hablar con nadie más".