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Abel Diego Acevedo, acompañado por su esposa, la alcaldesa de Oia y la teniente de alcalde.
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La ternura que generan, especialmente en el rural, las personas de mayor edad, es indudable. Y eso sucede en Oia con Abel Diego Acevedo, el hombre de mayor edad del municipio, que este fin de semana cumplió 101 años lleno de salud y felicidad. Natural de Acevedo, en la parroquia de Loureza, este vecino de Burgueira celebró una fecha tan especial en compañía de sus seres queridos, que no quisieron perderse un momento tan señalado. Tampoco faltaron la alcaldesa, Cristina Correa, y la teniente de alcalde, María Estévez, que visitaron en la tarde del sábado al ya conocido como abuelo de Oia para felicitarlo por su 101 aniversario y hacerle entrega de una tarta. En este día de celebración, las representantes del Concello le transmitieron el cariño y los buenos deseos de todos los vecinos.
Después de una vida de trabajo, esfuerzo y sacrificio, Abel les explicó a las representantes municipales que una de las cosas con las que más disfruta ahora es escuchando la misa de los domingos por la radio.
Con tantas vivencias acumuladas a lo largo de su vida, Abel tampoco se queja de su salud. “Vamos yendo”, asegura, contento en su día de celebración y homenaje rodeado de su familia. Lleva más de setenta años casado y tiene dos hijos, cinco nietos y cuatro bisnietos. Oia espera poder continuar celebrando cumpleaños de este hombre tan entrañable muchos años más.
En la comarca del Baixo Miño han celebrado en los últimos meses el aniversario de varios vecinos centenarios. En Tomiño, por ejemplo, la familia y las amistades de Preciosa Franco Barreiro, vecina de toda la vida de Pazo, en la parroquia de Barrantes, la acompañaron en la ceremonia en la que cumplió cien años y en la que Preciosa sopló las velas con la ayuda de los más pequeños de la casa.
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