“Bahía es una de las ciudades más pujantes y con mayor futuro del país” – La Brújula 24

2022-07-02 04:57:13 By : Ms. Alina Xie

La intimidad de París Senesi y sus épicas historias. Su amor por La Falda y Alumni. La devoción por Eva Perón. Y una certeza: “Estoy organizando la 65º edición del Circuito de Reyes”

Por Leandro Grecco [email protected] – Instagram: @leandro.grecco – Twitter: @leandrogrecco

El respeto por los adultos mayores es un valor en pugna, aunque pese a que existen las excepciones, la educación que se inculca de padres a hijos mantiene latente esa suerte de reconocimiento que amerita el trato hacia las personas que peinan canas y llegan a determinada edad con un bagaje de experiencias y la pesada carga de una mochila que la propia vida va desgastando la salud física y mental.

La jovialidad de un nonagenario se explica por los avances de la ciencia, que permiten imaginar cada vez con mayor naturalidad, que alguien que alcanzó esa edad continúe desenvolviéndose casi sin ayuda externa en una sociedad que se encuentra inmersa en una modernidad que no espera y se desplaza vertiginosamente.

Casos como el del entrevistado de hoy son una muestra cabal de que no importan las velas sopladas en la última torta de cumpleaños. El aquí y ahora es lo que rige y las ganas de trascender día a día son motivo suficiente para seguir adelante. Paris Senesi aún conserva su espíritu juvenil, dueño de una memoria prodigiosa, se entregó de lleno a una charla en la que de manera asombrosa transitó del pasado al futuro casi sin escalas por el presente. La Brújula 24 fue testigo privilegiado de ello.

En uno de los ambientes de su domicilio del barrio La Falda, rodeado de papeles, trofeos y fotos, Senesi se entusiasmó ante la primera de las requisitorias: “Soy bahiense, nací hace 91 años en una casa ubicada en Fitz Roy 711, casi Santa Fe y que actualmente conserva buena parte de su diseño original, al menos en lo que respecta a su fachada. Enfrente vivía Gerardo Carcedo, que fue asesinado por los militares después de ser arrojado al Río de la Plata desde un avión”.

“Mi papá vino de Italia y mi mamá nació en Ingeniero White, su apellido era Lancioni y se crió en el Boulevard. Tengo un hermano que se llama Walter Alberto, dos años menor. Actualmente reside en Sierra de la Ventana desde hace aproximadamente 20 años, aprovechando para estar cerca de mi sobrina que tiene un negocio en el centro”, detalló uno de los vecinos más longevos del barrio que, en cada salida breve a la calle, no pierde la ocasión para charlar con sus amigos.

Apelando a los recuerdos más profundos, aportó que “mis papás se conocieron en la vieja y gloriosa Fragata Sarmiento, ella estaba en la parte superior y él charlaba con el tío de mi mamá, le preguntó ‘quién es esa mujer’, se la presentó y con el tiempo se casaron. Vivieron seis meses en White, hasta que vinieron a Bahía con mis abuelos a la casa en la que nací”.

“En mi niñez jugaba al fútbol con los chicos del barrio, varios de ellos lo hacían en Olimpo. En mi caso solo iba al club como espectador, allá por mediados de la década del 50 donde brillaban jugadores como Ochoa, Urquijo, León y Ceballos, elementos que se destacaban largamente en el ámbito local”, resaltó Senesi, en una conversación que recién se sumergía en las temáticas más atractivas de un amplio bagaje de memorias.

El destino le tenía preparado un golpe de suerte: “Al atletismo me vinculé de la forma más inédita: venían cinco muchachos corriendo y los provoqué, tenía apenas 12 años apuré al campeón bahiense que tenía 14. Le dije al chico que no creía que me ganara tan fácil. Entre ese grupito al que desafié estaba ‘El Colorado’ García Pereyra”.

“Improvisamos una largada, con llegada sobre calle Chile, no sé quién ganó, llegamos muy juntos y creo que él lo hizo un instante antes que yo. Me levantaron en andas porque todos consideraron que había superado al campeón, nunca había corrido, sabía que era veloz, pero no como atleta”, continuó, aportándole cierto grado de suspenso a una de las primeras anécdotas de la conversación.

París había descubierto, quizás, el primero de sus talentos: “En el primer torneo, quedamos cabeza a cabeza con Néstor Ventura y desde el segundo empecé a ganar. Ya en 1953, igualé el récord de 100 metros a nivel local que estaba en 10’’8/10 que luego igualó el whitense Roberto Mario Oviedo a quien traje a correr desde Comercial a Alumni”.

“Tuve la suerte de batir el récord de salto en largo con una marca de 6,84 metros y en el último intento Eduardo Bualó me lo superó con 6,96 mts. De aquel entonces recuerdo la figura de Robustiano Álvarez, un fuera de serie que era un fenómeno de salto triple, un verdadero fuera de serie como no hubo casi ningún otro en la ciudad”, manifestó Senesi, mientras caía la fría tarde de los primeros días del invierno.

Al respecto, agregó: “Álvarez se fue a vivir a Estados Unidos y cada vez que venía de visita me regalaba dólares para Alumni. En una oportunidad, nos reunimos todos los veteranos en el salón de Sociedad Sportiva, un ágape a las seis de la tarde que él pagaba y que se organizaba previamente en largas mesas de café en La Cibeles y luego en el Boston. Cuando estábamos proyectando el último encuentro, días antes de la fiesta, fue a un campo de La Pampa de su propiedad, donde repentinamente terminó falleciendo, nunca supe el motivo, fue un baldazo de agua fría”.

“Fui dirigente de la Federación Atlética del Sur junto a Julio Infante Julio, un amigo que me dio la vida y en entidad que pasó a llamarse Asociación Bahiense de Atletismo”

“Cuando me mudé a mi domicilio actual, en Alsina al 1100, me vinculo con el club La Falda, casi de casualidad porque es el barrio de mi esposa, a la cual conocí en una oportunidad en la que vine a correr en calle de tierra. A la noche hubo una fiesta, recuerdo que era pleno invierno, vi a una rubia hermosa, le pregunté por ella al “Petiso” Massa que vivía acá a la vuelta”, afirmó, sobre otro mojón de su porvenir.

En esto de recabar información, París era un experto: “Me comentó que trabajaba con él en la imprenta y librería Panzini, era la cajera. Estaba enfrente de La Posta, en Donado 26, y la especialidad del comercio era hacer guías para Bahía Blanca. Al otro día empecé a ir al local, nos pusimos de novios hasta que nos casamos y al día de hoy aún estamos juntos”.

“Fue un dilema esa transición porque estaba muy vinculado al club Independiente y los colores tiraban mucho, sin embargo La Falda se fue ganando mi cariño. Junto con mi yerno, me incorporé como miembro de la Comisión Directiva en la etapa de Francisco ‘Chiche’ Bonasinga como presidente, quien actualmente atraviesa algún problema de salud”, esgrimió, promediando la charla.

Ese amor por los colores lo mantiene aferrado a la institución de la primera cuadra de calle Humboldt: “Actualmente voy todos los días al club, de 11 a 13, esa es mi única actividad, pero fui 40 años presidente de la Sociedad de Fomento, hasta que hace un año invité a Guillermo Colantuono a que tome mi lugar, quien aceptó y asumió las riendas, un verdadero alivio para mi porque necesitaba ese reemplazo”.

“Lo que aún no dejé y no pienso abandonar es la organización del tradicional Circuito de Reyes, para el cual estoy preparando la 65º edición, una cita ininterrumpida que es marca registrada. La primera vez que se corrió hubo pocos atletas. Fue en dirección al barrio Villa Mitre, largando desde Drago y O´Higgins, donde teníamos la sede social”, advirtió respecto a los orígenes de un evento conocido por todos y cada uno de los bahienses.

Respecto a esa cita inicial, “Chiche” sostuvo: “La ganó Omar Molduc, pero los atletas se perdían en las calles de aquel sector de la ciudad, por eso decidí hacer el recorrido desde la Municipalidad por calle Alsina. Y en las últimas pruebas modificamos el lugar de partida por los pilotes que están en la semi-peatonal, por eso se optó junto al actual intendente Héctor Gay que sea desde el Teatro Municipal”.

“Creo que hay un factor fundamental: la insistencia para que la carrera se sostenga en el tiempo y, si en alguna ocasión no contamos con la posibilidad de entregar ni siquiera las remeras para los atletas, no suspenderla, porque el espíritu de esa noche está incluso por encima de este aspecto distintivo”, agregó Senesi.

La preparación, pese a que es en único encuentro anual, demanda muchísimo tiempo: “Hoy nos cuesta no menos de cuatro millones de pesos, sumando todos los gastos, más allá de que tenemos otros que logramos ahorrar como es el caso de la ambulancia gracias a que Alerta no nos cobra un centavo por las tres unidades que nos presta el servicio médico”.

“Eso se dio gracias a la amistad que tengo con el gerente, que me presentó al dueño de la empresa de emergencias médicas, cuya hija es la esposa de Gustavo Aguirre, atleta olímpico de Bahía Blanca. Sus hijas hoy entrenan con Gabriel Simón, otro referente del atletismo local y una persona que es parte fundamental de mi vida”, recalcó, al borde de la emoción.

“Chiche” volvió a hacer gala de su talento para contar anécdotas: “Una vez estaba la posibilidad de viajar al exterior a un torneo, pero se necesitaban tres mil dólares. Era mucho dinero y le mandé una carta al por entonces ministro de Salud bonaerense, a través de Región Sanitaria I. Logré que venga a Bahía y que traiga la plata, toda la prensa preguntaba por qué se destinaba ese fondo a Alumni para que un atleta viaje al Mundial en Francia. El funcionario contestó: ‘Senesi es mi amigo y Gabriel Simón es un paciente asmático crónico que se curó gracias al deporte’”.

“Me llamo París al igual que mi padre, mi abuela le puso ese nombre por una novela que ella miraba en Italia, sus otros hijos eran Othelo, Lito y Clarita que se casó con un hombre que era empleado de Aerolíneas Argentinas, donde hizo carrera y fue enviado a diferentes puntos del mundo”, contó, con la virtud de los que dejan el egocentrismo de lado y no abusan de la auto-referencia en el relato.

Inmediatamente, sobre Clarita, no escatimó en detalles para la próxima historia: “Una vez, desde Puerto Rico, vino ella a visitarnos a Bahía. En ese viaje, el avión en el que viajaba explotó y cayó en Brasil. Ese suceso me encontró en Tres Arroyos porque trabajaba como viajante, raudamente fui al diario y pude corroborar que estaba intacta, que solo tenía un golpe leve en la frente”.

“Mi familia fue un pilar fundamental en mi desarrollo, además de mi esposa tengo dos hijos, seis nietos y tres bisnietos de los cuales dos viven en Campana”, consideró el veterano dirigente, quien recordó sus años más activos: “Vivía de reunión en reunión, incluso algunas de ellas en un salón que está pegado a mi actual domicilio donde actualmente guardo una colección de 100 cuadros de Eva Perón”, exclamó con el pecho inflado y orgulloso.

Y con los ojos llenos de lágrimas reveló: “Con ella estuve tres veces, una vez en la Villa Olímpica en Ezeiza donde nos vino a visitar y me dio un beso en la frente. Era una comitiva compuesta por un selectivo de atletas al que le preguntó qué necesitan, ninguno de nosotros se animó a contestar, salvo Ruben Salvatori que fue campeón argentino de decatlón y mi mejor amigo. Le pidió entre otras cosas un trabajo para el padre. Eva le consiguió todo, hasta el empleo en la Base Naval”.

“La segunda vez que la vi fue en ocasión de la inauguración del jardín de infantes de calle Corrientes y la última cuando en la desaparecida Escuela Fábrica de la primera cuadra de calle Sarmiento recibí el diploma de campeón intercolegial en la especialidad de 100 metros”, expuso “Chiche”.

La siguiente pregunta derivó hacia cómo ve a la ciudad: “Bahía Blanca es una de las más pujantes del país, de las de mayor futuro, más allá de los buenos y malos dirigentes políticos que hayan pasado. El actual intendente me atendió siempre muy bien, fui dos años asesor de Deportes del municipio hasta que por la presión de un sector de la prensa se hizo insostenible, por eso me pidió la renuncia”.

“En ese período pude ayudar mucho a quien estaba al frente del área, Bernardo Stortoni, con la pista de Las Tres Villas, organizando hasta siete festivales por año, además de los Campeonatos Evita en distintos sectores de la ciudad. Con la creación de la Guardia Urbana, nos empezaron a cobrar y no teníamos forma de pagar por ese servicio”, expresó Senesi, ingresando al segmento final del entretenido diálogo con este cronista.

En política, siempre estuvo dispuesto a poner el hombro: “Fui secretario de Acción Social, durante 13 años en el Partido Justicialista local, lograba reunir muchísima mercadería que luego la gente que más necesitaba venía a buscar. Luego, cuando Adalberto Mario Simón asumió la presidencia, se continuó con un gran crecimiento, gracias a él tenemos la sede en calle 19 de Mayo, eran tiempos donde el espacio tenía diputados muy aptos que me abrían muchas puertas”.

“Fui premiado en tres ocasiones como el mejor vendedor de neumáticos Firestone del año en el país, salía en mi camioneta Chevrolet 350 y llegaba hasta Bariloche y en Viedma me paraban por la calle para comprarme, además de tener mis clientes en Stroeder y Villalonga. Hasta me pagaban adelantado, generando un vínculo de confianza muy estrecho con mis clientes”, detalló, con relación a uno de sus empleos con el que supo ganarse la vida.

Pero no fue su única incursión en el mercado laboral: “Tuve mi experiencia también como dueño de un boliche, comprando un local gastronómico que había quedado en la quiebra en la primera cuadra de calle Donado. El dinero me lo prestó Horacio Camilo Fiocca gracias a la venta de un Fiat 600, logré recuperar ese espacio que tenía un gran movimiento a la madrugada”.

“El lugar tenía una barra y mesas al medio. El ‘Bocha’ Rabitti tocaba el órgano y, con el tiempo Dany Brandizzi, lo reemplazó. Tiempos inolvidables de una farándula bahiense que tenía mucho de glamour y donde todos se conocían con todos, una época más sana de la sociedad en general”, finalizó.

París Senesi, simplemente “Chiche” para la gran mayoría, una impronta con sello propio que, más allá de ciertos inconvenientes que pueda evidenciar su salud, siempre encuentra una razón para sacar fuerzas de donde sea y volver a la escena. Como una verdadera tromba, se toma la vida en serio, como el primer día y, si algo le sobra, es hilo en el carretel.

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